La ciudad con su vértigo me obliga a transitar, circular, avanzar sea en Buenos Aires o en RÃo de Janeiro. Sin embargo me detengo, camino, observo y registro los pequeños acontecimientos que surgen a cada instante en los grandes escenarios.
En la calle, mi cabeza se convierte en un radar de alto alcance, registro toda la información que aparece, imágenes perfectas, hechos mÃnimos, detalles. Secretos e intimidades que debo descubrir, experiencias de ruta que se incorporan al laboratorio creativo e impregnan mi pintura.
La ciudad es un disparador que estimula la creación, inspiración a la vuelta de la esquina, inspiración en un vaso de birra en el bar do Seu Zé, inspiración en una porción de muzza de GüerrÃn, en un peatón desviado en la avenida que no duerme.
De la llanura y su espesura, a los morros y sus poros. Fusión en un conjunto pictórico, representación de lugares emblemáticos de Buenos Aires y de RÃo de Janeiro.
Entre tanto la mirada del artista no se pierde, me presenta una realidad distinta sin apartarme de lo visualmente conocido. El Obelisco, el Cristo, detenidos, y el peatón, el bondi y los autos, en incesante transformación. La vida es la que altera el espacio, la burocracia es quien la organiza (Não pude ir ao sambódromo).
Un viaje en el espacio entre dos megaciudades de América Latina, un viaje visual que las une desde puntos de vista alterantes, miradas aéreas del Pão de Açúcar, o a "vuelo de golondrina" en Plaza de Mayo.
Las obras que presento tienen al grafismo y al color como protagonistas principales de las imágenes, asà como a la transformación subjetiva del espacio. También acompañan este conjunto dos cajas objeto que identifican a Buenos Aires y RÃo de Janeiro. Un conjunto de imágenes desprendidas al azar, reunidas en una idea clara, combinando trazo, oficio y oportunidad.
Enrique Burone Risso
San fernando, Febrero 2013.