TEXTOS
/ Praxis
10.10.1998

Boletos y cospeles

No diríamos que Enrique Burone Risso cultiva la ciencia ficción, aunque un tenue soplo de ella flote en sus paisajes urbanos. Prepondera en él, en cambio, una consciente transfiguración de la ciudad a través de sucesivos en foques que la muestran bajo aspectos que no dejan de identificarla como tal pero que vuelven inquietante una perspectiva caprichosa y la inclusión de extraños hombrecillos.

Hemos visto obras suyas en diversos certámenes, entre ellos los sucesivos premios Fortabat, y cuando obtuvo el Primer Premio en la Tercera Bienal M. Chandon - 1991 -. Estos trabajos, y otros más recientes, no se encuadran dentro del género fantástico, aunque lo rocen, sino dentro de lo insólito. La presencia, por ejemplo, de zonas reconocibles de Buenos Aires nos permite hacer pie en una realidad que es la nuestra, hic et nunc. Pero la distorsión a la que somete calles y edificios crea una incertidumbre, acentuada por la aparición de extraños seres semejantes a insectos cumpliendo actividades comunes a cualquier ciudadano: juegan al fútbol, guían vehículos, pasean un perro.


Nos sentimos constreñidos, entonces, a vivir estas escenas metropolitanas como una suerte de desdoblamiento. Por una parte, accedemos a una urbe reconocible aunque morfológicamente de una rara alteridad; por otra, nos distancia la inclusión de esos seres misteriosos que recuerdan las figuras esquemáticas de algunas pinturas rupestres. ¿Vienen del pasado, o se anticipan a un futuro? Si hay una solución a este enigma habría que buscarla en un tercer elemento que caracteriza las obras de B. R.: la ironía, cierta velada crítica la masificación que de humanos nos convierte en humanoides.

Guillermo Whitelow .-
Miembro de la Asociación Argentina de Críticos de Arte

CAyC
12.07.1993

CAyC