El deporte, lo lúdico y el arte.
La construcción del templo de Zeus entre 468 y 456 A.C. permitió a los artistas griegos plasmas en sus esculturas un impulso renovador, revalorizando la significación del mito con nuevas representaciones.
Del 9 de Octubre hasta el 2 de Noviembre de 1984.
bolÃvar 660, San Telmo.
Sus Juegos OlÃmpicos, competencias atléticas celebradas cada cuatro años en Olimpia, tenÃan el poder de producir treguas guerreras entre los pueblos, fraternizando aquellos que por una u otra causa se hallaban divididos. Este perÃodo del arte griego se nutrió de sus atletas como sÃmbolo representativo de las formas clásicas en movimiento, uno de sus ejemplos más notables es el DÃscolo de Mirón.
Uno de los acontecimientos culturales más prometedores de los últimos lustros es, sin duda, la revalorización del juego en diversas vertientes: deportivo, estético, pedagógico, lingüÃstico, etc,
El deporte constituye un importante fenómeno social, es una actividad fÃsica de competición por parte del individuo, concretada en un récord, en la superación de sà mismo o de un adversario.
La existencia del arquetipo se convierte en un sÃmbolo colectivo. La misión de los sÃmbolos es dar sentido a la vida del hombre. Si San Pablo hubiera estado convencido de que no era más que un tejedor de alfombras ambulante, con seguridad no hubiera sido el hombre que fue. Su verdadera y significativa vida reside en la última certeza de que era el Mensajero del Señor.
El manejo del arquetipo como elemento movilizador de la creación artÃstica se manifiesta una vez más a través de la historia. En las pinturas de EnriqueC. Burone Risso; ayer alumno, hoy colega, en ésta, su primera exposición individual, en la que inaugura un expresionismo sudamericano. Con sus veintiocho años representa una juventud argentina que asume su tiempo con responsabilidad y sin dramatismo.
Su enorme caudal plástico se expresa con una definitoria personalidad, asumiendo, con natural e ingenuo desparajo, el juego de los signos formales cargado de contenido: el tenis, el fútbol, el automovilismo, el rugby, etc.; identifican una simbologÃa tirbal.
El deporte, su leit motiv, es una magnÃfica excusa para introducirnos a la libre y madura expresión que juega con la abstracción de la figura humana en movimiento: mezcla de payaso y arlequÃn astronauta de sueños infantiles, representa en "La Chilena", "El hombre gol", "Minuto cero", "Hacia la guinda", etc. ; monigotes que se estiran, se achatam, se desplazan en un espacio cosmogónico, aglutinado monolÃticamente, gliptodontes robotianos.
Su vocabulario plástico, saturado de una trágica simbologÃa de nuestro siglo XX, contiene planos de animación, secuencias rÃtmicas donde se interaccionan el color y la forma, dinámica formal que se emparenta con el significante del mundo mágico de Miró. En este laberinto gestual, la lÃnea corre y estalla en el cruce de dos raquetas, accionadas por atletas robot jugando en un planeta imaginado por el artista.
Miguel Ãngel Vidal